domingo, 12 de abril de 2015

Diferentes formas de captar el movimiento

En 1895, los hermanos Lumiére crearon el cinematógrafo y con ello empezó una de las mayores revoluciones artísticas y culturales del siglo XX, el cine.
Laocoonte, 25 a.C.
Violín, Picasso, 1912





El cine permitía captar imágenes en movimiento. Esto ya se había intentado en varias ocasiones. Sin ir más lejos, en la historia del arte, la mayor parte de los movimientos artísticos que surgen, pretenden dar movilidad y dinamismo a la obra a través de la expresión. Aunque también, a través del propio movimiento, como es el cubismo.

En estas dos obras puede apreciarse perfectamente el dinamismo de la obra, aunque se muestre de manera distinta.
Mientras que en Lacoonte el movimiento se consiga a través de la expresión de los rostros angustiados, en el Violín  Picassso el movimiento se consigue al mostrar, a la vez, los distintos puntos de vista y ángulos en los que se puede ver este instrumento.

El cine consigue el movimiento a través de la visualización de 24 fotogramas por segundo. Éstas si se ven de una en una, no consiguen dar más dinamismo que el que da la propia imagen, pero juntas crean esta ilusión de movimiento.
Por último, dejo aquí un vídeo, Danse serpentine (1896)
que une todas estas ideas en una: captar los distintos ángulos en los que se puede ver una imagen con la ilusión de movimiento que crea el cine.



Solana, el pintor paradójico

Solana es un pintor relacionado con la "España negra" por los temas que trata. Como diría el propio Camilo José Cela, la obra de Solana se caracteriza por: "sus chulos, sus criadas, sus mendigos, sus charlatanes, sus curas, sus criminales, sus monstruos..."

Pero si hay algo que destaca en Solana por encima de todo, es su "paradoja pictórica". Solana es capaz de dar más expresión a un maniquí que a las propias personas. Machado se refirió a esta idea cuando dijo: "Solana pinta lo vivo como muerto y lo muerto como vivo".

He aquí uno de los ejemplos más gráficos:
La procesión de la muerte, 1930
                                                               
Es curioso cómo el cadáver -que es el elemento principal de la composición- es capaz de sugerir más emociones y sentimientos que el resto de personas que lo acompañan.

La pose que tiene el esqueleto es similar a la de la mujer de la derecha del cuadro. Sin embargo la lectura visual que se hace de ambos es completamente diferente. Si bien el cadáver expresa desesperación o una especie de tortura interna, la mujer parece, más bien, que está con la mirada perdida, sin pensar en nada o sencillamente, está aburrida.

Ahora bien, Solana también hacía obras en las que esta idea la mostraba de forma más sutil, aunque no se sabe exactamente si lo hacía con una intención clara o no.

Chulos y chulas, 1906
Esta obra ¿qué son sino máscaras? Mirada al frente, fija en el espectador. Puede parecer incluso una mirada acusadora. Son personas vivas pero parecen muertas.
Es una obra desgarradora que, aunque las caras no digan nada, aunque sean maniquíes; por su paleta pictórica y por la frialdad de su mirada, es capaz de denunciar una sociedad sucumbida en la amargura y el desazón.


Mujeres de la vida, 1915-1917

En este cuadro, se muestra a unas prostitutas en la calle. Son personas muertas, pero parecen vivas. Muertas porque lo han perdido todo, están sucias, no les queda nada. Sin embargo sus caras no son las de un cadáver ni son máscaras, como ocurre en Chulos y chulas, por ejemplo. He aquí donde se ve claramente la "paradoja pictórica" de la que hablábamos antes. Éstas mujeres están muertas, podridas interiormente. Mientras que éstas están representadas como vivas. Los personajes del cuadro anterior, están vivos pero físicamente muertos.
Esto es finalmente dos formas de llegar a la misma idea que se quiere denunciar.